Carina Paula Virginia Hernández[1]
Jardín “Huellitas del sur” y “Hola Manola”
San Antonio Oeste
Tramas de la Formación Docente. Miradas desde el Sur / Edición especial -
Tramas de experiencias pedagógicas (2025), (27-33 pp.), Junio, 2025, ISSN en linea: (en trámite)
Instituto de Formación Docente Continua Bariloche
Resumen
El proyecto “Mi vuelo y las aves” surge desde el área de música en educación inicial, articulando naturaleza, arte y alfabetización ambiental. Se propone una escucha contemplativa de los sonidos naturales para despertar sensibilidad y conciencia ecológica en las infancias. Ante amenazas ambientales en el Golfo San Matías, se impulsa una práctica docente comprometida con la defensa del territorio, apoyada en la Ley 27621. El proyecto se desarrolla de forma interinstitucional e interdisciplinaria, integrando familias, instituciones locales y estudiantes. Se utilizan recursos didácticos como el método Aschero y propuestas sensoriales vinculadas a las estaciones del año. La pandemia y el aislamiento impulsan una búsqueda activa de experiencias al aire libre que favorezcan el vínculo, el juego y el aprendizaje colectivo. La ternura, la empatía y la contemplación son ejes fundamentales para construir una alfabetización sensible y transformadora, desde prácticas pedagógicas significativas, colaborativas y situadas en el territorio y la biografía docente.
Palabras clave: alfabetización ambiental, naturaleza, música, nivel inicial, infancias
Abstract
The project “My flight and the birds” emerges from the field of music in early childhood education, integrating nature, art, and environmental literacy. It proposes a contemplative listening to natural sounds in order to awaken sensitivity and ecological awareness in young children. In response to environmental threats in the San Matías Gulf, the project aims to promote a teaching practice committed to the defense of the territory, supported by Law 27621. The project is developed through inter-institutional and interdisciplinary collaboration, involving families, local institutions, and students. Didactic resources such as the Aschero method and sensory activities related to the seasons are utilized. The pandemic period and the resulting isolation led to an active search for outdoor experiences that foster connection, play, and collective learning. Tenderness, empathy, and contemplation are fundamental pillars in building a sensitive and transformative form of literacy, grounded in meaningful, collaborative pedagogical practices situated in both the territory and the educators’ biographies.
Keywords: environmental literacy, nature, music, early childhood education, young children
Introducción
En los últimos tiempos el golfo San Matías ha sido amenazado con mega proyectos nucleares y petroleros. A diferencia de otros contextos históricos, esta vez la sociedad e instituciones no se han hecho eco de la gravedad que implican esas instalaciones para un lugar tan maravilloso. Este motor de la práctica docente puede impulsar una alfabetización ambiental donde se promueve desde el nivel inicial la construcción de conciencia apostando a la defensa del territorio. Se vislumbra así la importancia de incluir el ambiente en los procesos de aprendizaje de las infancias.
Desde el área musical surge la necesidad de crear estrategias que inviten a las infancias a la escucha contemplativa de los escenarios de aprendizaje. Para ello se pensó en la naturaleza como eje vertebrador de una propuesta que permita la identificación de sonidos del ambiente natural. Se seleccionó como temática el mar y las aves porque forman parte de lo cotidiano. También, el otoño como disparador de una estación que invita a curiosear lo que sucede en el lugar. De forma integral y a través de experiencias estético expresivas se aborda la alfabetización ambiental favoreciendo la construcción de una identidad basada en la contemplación, el cuidado y la conservación que la naturaleza merece. Para ello, se apela a la construcción de empatía con las experiencias directas, que nos garantice “el buen vivir” sostenido en la ley de Educación Ambiental N° 27621.
Desarrollo
Teniendo en cuenta el contexto social pandémico de encierro, en el cual han nacido los niños y las niñas que asisten al jardín, es que se piensa en la necesidad de volver a salir a la naturaleza. Ir en búsqueda de estímulos sensoriales propios del ambiente, acompañados de adultos que puedan dar contención a cada una de las infancias. Desde esta iniciativa se crea la propuesta en conjunto con la comunidad educativa del jardín, para llevarla a cabo de forma interinstitucional. Ésta logró incluir al IFDC de San Antonio Oeste, la fundación Inalafquen, la Guardia Ambiental del Área natural Protegida de la Bahía de San Antonio, la escuela alternativa Vuela el Pez y observadoras de aves.
El diseño curricular expresa desde el campo ambiental que:
“El abordaje en la Educación Inicial estará enfocado en promover el desarrollo de la conciencia del rol social que también tienen en el ambiente, la valoración y el respeto por la diversidad de formas de vida y la necesidad de cuidarlo y mejorarlo. Se pone el acento en reconocer y valorar el derecho a la recreación y a la vida en un ambiente saludable, fomentando el placer y el gusto en la realización de actividades al aire libre, en contacto con el entorno natural” (Diseño Curricular, 2019).
Hace aproximadamente cuatro años ingresé al jardín en cargos de música. Esto me permitió un nuevo desafío: explorar, jugar y aprender en un área desconocida. No lo dudé, claramente era una oportunidad profesional y económica, pero el desafío lo valía mucho más. Entiendo que nuestro tránsito en la docencia debe tener, encontrar o crear desafíos, si no se vuelve todo muy mecanizado, hasta obsoleto y aburrido.
No soy música, pero ¿quién podría decir que nunca tuvo un encuentro con lo musical? El mío fue desde siempre al recordar cada melodía que escuché desde que tengo uso de razón. En lo más específico, recuerdo los instrumentos. A mis doce años fui durante un año a un taller de guitarra. Rápidamente aprendí a tocar y creo que el docente usó el método Suzuky Shinichi, un músico japonés quien construye la idea de que podemos aprender música asociada a un instrumento musical y se enfoca en el aprendizaje de la ejecución de instrumentos con un repertorio determinado. Las personas primero aprendemos a hablar y luego a leer. De la misma forma se aprende la música y es muy importante la cooperación con otros/as. Gracias a ese tipo de enseñanza tuve la oportunidad de aprender rápido a tal punto de salir a tocar con otras niñas y niños a distintos lugares en Cutral Có. Después me mudé de ciudad y todo cambió hasta que de grande "volvió ese bichito a encenderse". En el ámbito de amigos jugamos con un taller que inventé: “Música para ignorantes". Hacíamos música sin saber, desde el juego, motivados solo por el hecho de crear. Siento y creo que todos somos músicos, es una magia que hay que despertarla, nutrirla y cuidarla.
El proyecto musical
Al pensar en el proyecto musical quise explorar junto a las infancias y ver qué podíamos aprender del área musical en forma conjunta. Me propuse acompañar desde mi rol presentando recursos: espacios, propuestas didácticas adecuadas y organizadas para el campo sin perder de vista las necesidades del niño o niña. Vincular el arte con la naturaleza era mi propósito fundamental. En este enlace, la ausencia de ternura es imposible.
Pienso en la naturaleza que conmueve mi existir en esta tierra, que nos cobija y contiene. Es algo tan concreto y real que con las infancias escuchamos, vemos, olemos, tocamos y contemplamos. Esta conjugación me invitó a seguir pensando con más profundidad: ¿Cómo vincular la música y la naturaleza? ¿Cuáles de estos enlaces pueden resultar significativos para las infancias? ¿Qué propuestas y qué métodos hay para enseñar música? ¿Cuál sería acorde a este propósito?
Así, miles de preguntas fueron despertando en mí. Luego se fueron hilvanando como hilios hacia un gran camino de macramé. Después de leer, investigar, charlar y analizar con músicos amigos, el proyecto musical fue tomando forma.
Al leer, encontré el Método del argentino Sergio Aschero quien creó la numerofonía, un sistema de lectoescritura con números o colores que reemplazan la tradicional y compleja escritura musical. Gracias a este método pensé en el arcoiris y el sonido de la música y separé el año lectivo por estaciones, otoño, invierno, primavera y verano. A cada uno de ellos los asocié con una clasificación de instrumentos: viento, percusión y cuerda.
En otoño, el viento que se percibe con todos los sentidos. Instrumentos de viento al soplar y respirar. El aire que con impulso cobra más sonido. En invierno, el tambor, el corazón que nos late desde que somos intrauterinos y escuchamos en nuestro cuerpo. Así nos introducimos en el ciclo del año nuevo mapuche y en el corazón de sus nanas mapuche. La percusión y lo que genera el sonido.
La primavera y el canto de los pájaros. La vibración de los instrumentos de cuerda y las danzas por los colores de las indumentarias latinoamericanas, comparada con las flores de primavera.
El verano, la desintegración de la luz. El sol reflejado en el agua forma el arco iris que vemos en las lluvias de verano. En él podemos leer música en cada uno de sus colores, un sonido, una nota musical.
Al armar el proyecto me encontré con la inquietud de querer vivir una experiencia que dejara huella en las infancias. Veníamos de una pandemia que marcó una sociedad de encierro y consumo. La lectura del libro “La Sociedad del cansancio” de Byung-Chul Han (2021) abrió en mí la reflexión acerca de la necesidad de contemplación de la naturaleza y la importancia de educar esa capacidad contemplativa. Estos años de capitalismo voraz nos ha condenado a crearnos nuestra propia esclavitud.
¿Cómo lograr esa capacidad contemplativa? ¿Podemos en el jardín educar esa capacidad para aportar a lo sensorial? Estas preguntas hicieron surgir la necesidad de pensar una propuesta que despierte nuestras capacidades contemplativas e invite a las infancias a esa acción.
María Emilia López es y fue una gran guía para mi práctica, porque pude comprender que si uno quiere marcar un modelo pedagógico, tenemos como herramientas al juego, al estímulo del lenguaje, la ternura, la corporalidad y estas acciones son lo que hace que las infancias respondan a ese estímulo. Hay algo que traemos al nacer y es esa predisposición a aprender, a la escucha exquisita del mundo que nos rodea y lo que proponemos en el acto de enseñar es clave en ese encuentro. Lo que Emilia llama “nidos de palabras” (2018).
La primera vez que surgió “Mi vuelo y las aves” fue en el Jardín 8 de San Antonio Oeste. Solo lo llevamos a cabo con salas de 5 años del turno mañana. En esta oportunidad trabajamos interdisciplinariamente con el Instituto de Formación Docente Continua, en un EDI llamado "El mural en el jardín". Las estudiantes tenían como propósito realizar un mural con el área de Lenguajes Estético Expresivos. Tanto fue el entusiasmo de pensarnos con las docentes que pusimos manos a la obra e invitamos a la Maroma, un grupo de música infantil de San Carlos de Bariloche, sabiendo de forma anticipada que venía por el Festival de Aves Playeras, invitadas por las Fundación Inalafquen. Fue un encuentro musical inolvidable para toda la comunidad.
Las infancias pos pandémicas requieren desde la corporalidad y lo gestual otra atención del docente. Henri Wallon (1984) explica cómo el niño está marcado por los acontecimientos conflictivos por los que transcurre. No todos utilizan las mismas estrategias, cada infancia va formando su personalidad. El autor describe cuatro factores que explican la evolución de la psicología del niño: la emoción, el otro, el medio y el movimiento. La interacción de éstos produce el conocimiento. Me pregunto ¿cómo afectó la pandemia esa producción de conocimiento en las infancias si su movimiento estuvo limitado? ¿Y cómo se vio afectada la importancia de la gestualidad al momento de comunicarnos con las infancias en su primera edad? ¿Cómo fue limitado por el encierro esa reciprocidad con el otro, que provoca un efecto de explosión neuronal del lóbulo frontal en los primeros años, donde generamos el 80% de las neuronas que usaremos el resto de nuestra vida? El capitalismo, la pandemia y la tecnología han robado mucho de esa actitud humana de estar presente junto a otro/a y frente a otro/a.
Por esta razón, propuse una experiencia compartida con futuros/as docentes para que puedan acompañar ese proceso de aprendizaje desde la ternura, la mirada y el estar ahí, frente a frente, llenándose de neuronas explosivas para alimentar nuestra existencia humana.
Al inicio de este año lectivo, presenté el proyecto en el Jardín 88 “Hola Manola” a partir de la experiencia del año anterior. Debíamos reafirmar nuestro trabajo en equipo porque la mayoría del plantel docente era nuevo. El proyecto alfabetizador institucional nos trajo algunos nudos problemáticos. En este hacer compartido tomamos los desafíos: incorporar las tecnologías y la participación de las familias. Sin embargo, el más grande era que las docentes de sala pudieran apropiarse de la idea y hacer de ella según sus intereses de salas, recrearlo según sus visiones y concepciones y sabiendo de la austeridad de los tiempos institucionales.
Con el correr de las semanas cada docente fue encontrándose con la propuesta y afianzando la intención pedagógica en sus salas, creando actividades nuevas para el grupo según necesidades e intereses.
En el área musical realicé juegos dramáticos que me permitieran conocer a las infancias en sus dinámicas y ofrecí materiales para crear sus propios nidos jugando a ser aves con sonidos de pájaros de fondo. Habilité cajas y sábanas como recursos y observé el juego de las infancias. Reafirme lo que transmitían esos nidos: refugios de contención ya que en el periodo de inicio es claro que del jardín es una amenaza para las infancias hasta que crean vínculos seguros y de confianza. Ver sus guaridas, sus cuevas, sus nidos me hizo comprender la importancia de servir elementos que propicien estos juegos.
Llevamos a cabo actividades, con las ocho secciones del jardín, como avistajes de aves en la Ría de San Antonio con el acompañamiento de las estudiantes de Nivel Inicial. Las guías de los avistajes fueron llevadas a cabo por la Fundación Inalafquen, guardas ambientales y observadoras de aves. Esto permitió el aprendizaje compartido entre infancias, docentes y estudiantes.
Fue sumamente importante al momento de compartir información, vincularse con infancias desde la escucha, la empatía, y sus oportunas intervenciones. La actividad de observación de plumas en microscopios, tuvo el acompañamiento de las profesoras de Biología del laboratorio del IFDC. Crearon una experiencia científica de gran interés para todos los grupos, con recursos didácticos que captaron y sensibilizaron a los participantes.
Una de las tensiones del proyecto institucional estaba en la participación de las familias en experiencias significativas. Creamos talleres de construcción de alas que realizamos en las salas. Esto nos permitió poner en juego lo comunitario, la comunicación, la creatividad y el reciclado en la fabricación. Además fueron testigos y así lo expresaron, del interés que generaba en niñas y niños a partir de comentarios y propuestas que llevaban a la casa.
El momento de la puesta en escena de las construcciones de alas para las infancias dejó evidencia de cómo las y los niños disfrutaron de todo un proceso de aprendizaje comunitario.
Esta unidad didáctica concluyó en un cierre para el cual invitamos a un músico de Las Grutas, Edu Iturrioz. Él nos deleitó con el sonido musical de una flauta traversa y una guitarra. Musicalizó una puesta en escena de las infancias con sus alas simulando ser un huevo en el piso. A partir de esta narrativa iban reflejando el proceso que realiza un ave al nacer: ser alimentado por sus padres, extender sus alas y salir a volar para ir en búsqueda de su propio nido. Esta narrativa fue construida a partir de las conclusiones recuperadas por las y los niños en base a las experiencias de esta propuesta.
Conclusión
El entorno natural nos permite descubrir en nuestro cuerpo, miles de estímulos que nutren nuestros sentidos, pero la ternura es lo que nos atraviesa en este sentir. La escucha y la observación y mejor aún el aprendizaje de la contemplación, son capacidades y acciones importantes al momento de desarrollarnos como personas, en un mundo donde el vértigo se hace presente en las sensaciones de un tiempo que acontece de forma efímera. Desarrollar e invitar a nuestras infancias y familias a vivenciar tales capacidades, favorecen los aprendizajes, los vínculos, las múltiples posibilidades no sólo de movimiento, sino de atención, de empatía por aquello que sensibiliza y por sobre todo la ternura. Esa ternura que se produce en el encuentro, en el acto de construir pertenencia, que nos permita conservar amorosamente el lugar en el que se habita. Pensar la alfabetización ambiental con un compromiso que nos garantice salud y la posibilidad de “nombrar el mundo” y descubrir pequeños mundos, en uno tan gigante.
Cuando creamos proyectos, la biografía personal atraviesa la práctica docente y las ideas que surgen dan cuenta del recorrido/tránsito de las experiencias propias y uno de esos recorridos es con la música. Las estrategias que desarrollamos para recuperar esas experiencias confluyen en nuevas prácticas didácticas/pedagógicas que habilitan propuestas metodológicas novedosas.
“Concebir de este modo la alfabetización implica proponer prácticas sociales significativas para los/as estudiantes, lo que conlleva pensar proyectos construidos y desarrollados de manera articulada y colaborativa (...) Es a través de experiencias de la vida cotidiana y la participación en proyectos educativos con sentido, en donde cada sujeto va a encontrar interrogantes que le den un impulso a su proceso de aprendizaje. Cuando los sujetos encuentran respuestas a sus preguntas, comienzan a darle sentido al mundo, a entenderlo y generar nuevos interrogantes. Es ahí donde el proceso de alfabetización cobra sentido” (Calendario Escolar, 2024).
Bibliografía
Brandwaiman, M.; Tomatis, M. F.; Valente, E. (2024). Ronda 2: Pensar la alfabetización ambiental desde la perspectiva de los derechos. Ciclo de Formación: Rondas de Encuentro por la Educación Inicial Rionegrina. Youtube. Canal MinEduRN.
Byung-Chul, H. (2021). La sociedad del cansancio. Editorial Herder.
Ley 27.621 (2021). Ley nacional para la implementación de la educación ambiental integral. República Argentina.
López, M. E. (2018, noviembre). Nidos de lecturas. Ministerio de Educación Argentina.
De la Pena, Mariana (2024). Ronda 1: La experiencia literaria en la Primera Infancia. Coordinación del Plan de Lecturas. Ciclo de Formación: Rondas de Encuentro por la Educación Inicial Rionegrina. Youtube. Canal MinEduRN.
Ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro. (2019). Diseño curricular para la educación inicial. Provincia de Río Negro.
Ramallo Roque, R. (2018). El poder de la música en educación. Youtube. Canal TEDxLaLaguna.
Wallon, H. (1984). Los estadios en la psicología del niño. Ediciones Nueva Visión.