Clase Abierta
"La polla triste tiene nombre.
Historia de Mujeres Patagónicas 1850-1950",
Laura Méndez

Ricardo Ramos [1]
Ana Samaniego [2]
Roque Fernando García [3]

[1][2][3] Instituto de Formación Docente Continua El Bolsón

Fecha recepción: 14 de marzo de 2023
Fecha aceptación: 20 de marzo de 2023

Tramas de la Formación Docente. Miradas desde el Sur / Año 1, n° 1 (2023), (93-96 pp.), mayo, 2023, ISSN en linea: (en trámite)
Instituto de Formación Docente Continua Bariloche


En el marco de las clases abiertas propuestas por la cátedra del Seminario de Historia Regional de la Patagonia, del profesorado de Historia dentro del Instituto de Formación Docente Continua El Bolsón (en adelante IFDC El Bolsón), el 23 de noviembre del 2022 se realizó el último encuentro de un ciclo de conversatorios que tuvieron como fin invitar a la comunidad comarcal y estudiantil a participar de temáticas que interpelen el presente desde una mirada historiográfica crítica, desde un enfoque y compromiso situado.

Mientras transcurría el cursado de la cátedra, tanto el profesor a cargo, como estudiantes, cuestionaron cómo determinados abordajes de Historia Regional de la Patagonia muchas veces carecen de la perspectiva de género, negando el reconocimiento de una pluralidad y heterogeneidad de historias sobre aquellas mujeres que la historia “oficial” aún se empeña por invisibilizar. Sumando a esto, la carencia de obviar la perspectiva “porteñocéntrica” del corpus bibliográfico con el que se cuenta la historia de mujeres en períodos diversos de esa historia oficializada.
Quizás el motor, de este encuentro, fue tratar de buscar respuestas a las preguntas problematizadoras surgidas al interior de la misma cátedra, entendiendo que nos encontramos en la búsqueda de aprender a pensar colaborativa y colectivamente, desde una mirada particularmente situada, contextualizada. Un aporte específico para esta experiencia es la que nos brinda Anijovich, al referirse sobre las buenas prácticas de enseñanza, que se define como “aquella con intencionalidades definidas y explícitas, que promueve la interacción entre los alumnos y los docentes, y entre los propios alumnos, y que transcurre en un espacio, tiempo y en un contexto socioeconómico determinado. Es aquella en la que un docente, apelando a ideas o a recursos nuevos o existentes, encuentra un sentido, un para qué de ese hacer, lo lleva a la práctica, recupera de modo reflexivo lo que ocurrió y puede pensar en mejorar futuras acciones” (Anijovich; 31-32: 2021)

De estos interrogantes, y en búsqueda de ampliar y enriquecer la construcción de un abordaje más complejo, y desde una mirada crítica que incluya aquellas voces e historias poco estudiadas, valoradas y resignificadas, la cátedra se propuso invitar a una referente y especialista a nivel regional en estudios de las mujeres y de género. De este devenir, en noviembre de 2022, el IFDC El Bolsón tuvo el agrado de recibir a la Doctora y profesora en Historia Laura Marcela Méndez, quien accedió amablemente a viajar y compartir sus trabajos sobre Historia de las Mujeres en nuestra región, quién compartió sus reflexiones a través de un análisis crítico y un compromiso inagotable con la memoria de las mujeres de la Patagonia.

El encuentro llevó como título "’La polla triste tiene nombre’. Historia de Mujeres Patagónicas 1850-1950”, incluyó la participación no solo del estudiantado, sino de colegas, investigadores/as y docentes que apuestan en su trabajo cotidiano a indagar por la deconstrucción en la Enseñanza de la Historia, al asignarle la merecida relevancia que las mujeres tuvieron a lo largo de un pasado que siempre fue decididamente opresor y desigual.

A través de su clase, y sus reflexiones la profesora nos invita a contextualizar el periodo con un lenguaje muy ameno y accesible: finalizadas las expediciones militares en la Patagonia, el Estado nacional se ocupó de incorporar a su órbita los territorios indígenas más australes; y desde allí -podríamos decir- que nace una necesidad por homogeneizar -en apariencia- a todas aquellas personas que logren obtener la categoría de ciudadanos y ciudadanas. Pero naturalmente, como sucedió a lo largo de la historia, las mujeres quedaron relegadas a una legislación, que rara vez, pareció establecer derechos realmente iguales y justos hacia el entretejido social. El estado de la cuestión se complejiza si atendemos a un revisionismo tendencioso, que presenta a las mujeres como un colectivo heterogéneo, marcado por las diferencias de clase, etnia, rango etario y adscripción territorial.

La clase propuesta enfatizó en la triada de opresión que las mujeres de los territorios más australes del mundo sufrieron a lo largo de la historia en la región, dándole nombre e identidad a aquellas mujeres que han sufrido las más fuertes desigualdades que el capitalismo industrial pudo instalar en la Patagonia. Son estas historias, en las que se nombra a mujeres como Juana, Samá, Bibiana Garcia, Berta y la querida abuela de Laura Mendez, Eustaquia Perez, y que nos va narrando las opresiones que han sufrido cada una de ellas, variando la perspectiva analítica de la opresión que sufren a partir de su condición de clase, a la opresión que sufren por su condición de género, sin descuidar su raíz étnica o identidad cultural. La posición de la expositora, en este punto en particular, es claramente uno de los ejes principales con la que guía y estructura su narración.
Es a partir de cada una de las historias que se va hilvanando y visibilizando cómo se produce un sistema de opresión a estas mujeres y cómo se da, interseccionalmente, la posterior dominación. Al dejar explicitado estos ejes, la clase avanza en desmembrar la manera por la cuál esto se va instaurando en la sociedad patagónica, a partir de qué medios y a partir de qué discursos se ha logrado, dejando entrever un mensaje claro de continuidad histórica. Pero esta tipificación no alcanza cuando hablamos de derechos otorgados y ejercidos de igual manera. Laura también nos sugiere pensar que las discriminaciones y opresiones se dieron de manera simultánea entre mujeres, que por su posición económica y de origen, contaban con algunos pocos distintivos privilegios (dueñas y patronas) pero que en la práctica cotidiana todas y cada una de ellas compartían en común una opresión claramente más homogénea: el patriarcado sustentado por la teoría androcéntrica. Otro de los ejes principales con los que Laura lleva adelante su presentación parte de poder darle voz a aquellas mujeres que la historia oficial siempre olvidó, o más bien, siempre silenció. Incluso, el puntapié de la clase abierta es una cita de El Grito de Sud, de 1812 en la que explicita lo que “el pito triste” y la historia han hecho con las voces de estas mujeres: «Trescientos años de esclavitud y de tinieblas bastan para exaltar a los americanos y gritar contra el fiero despotismo de sus antiguos agresores, pero las desgraciadas mujeres habrán de enmudecer, aunque vean que no se tenga providencia alguna que se dirija a mejorar su educación (...) las madres, las esposas, las hijas, hermanas y compraticias de los americanos, nos les han debido hasta ahora un solo rango de atención y liberalidad.» A partir de la cita nos hace descubrir, a quienes participamos de esa charla, todo lo que hay detrás de esa frase y cómo se construye el discurso patriarcal en el inconsciente colectivo y cómo perduran en la historia.

Definitivamente, y cuando nos deslizamos sobre el final, la invitada recupera todo su interés y compromiso personal, revalorizando la figura de Eustaquia: su abuela, inmigrante pobre, habitante de la Patagonia en 1920, quién, en un cuaderno de tapa marrón y guardado en la alacena, escribía con un lápiz que cada vez se hacía más pequeñito. Escribía refranes, historias breves. Escribía historias. Las cuales Laura de pequeña escuchó de primera persona. Éstas estaban llenas de experiencias y sabiduría, de experiencias pasadas por el cuerpo. Cuando Eustaquia muere, Laura quiso heredar aquellas anotaciones, aquellas historias escritas, por el significado y por la memoria de Eustaquia, pero -sospecha Laura-, que como el cuaderno no pertenecía a la obra y vida de un hombre, nadie lo encontró porque no hubo, al parecer, ninguna intención de conservación, ni pizca de curiosidad. Desde allí, desde una historia –en apariencia poco importante para la historia oficial a la que hicimos mención- Laura nos acerca al estudio de la historia oral y la memoria. Desde la figura de una mujer cuya vida doméstica nos recuerda a aquellos roles asumidos femeninos del pasado, cuidando y compartiendo crianzas, enseñando valores y transmitiendo desde la oralidad y la escritura (olvidada por los sistemas opresores mencionados) las historias más invisibilizadas. Recuperando la publicación reciente, que nos vuelve a traer a Eustaquia, Laura y otras mujeres que participan de la creación de Nosotras somos Ellas (2023) rescatamos su palabra diciendo: “Hoy, mirando para atrás, creo que esa fue la punta del ovillo de una madeja destinada a tejer historias de mujeres en la intención de presentarle batalla al olvido y mostrarlas como sujetas históricas” (Méndez; 2023: 17).

De manera disparadora e inspiradora, la docente abre el juego a historias de mujeres patagónicas silenciadas y oprimidas por la historia. Las historias contextualizadas de mujeres patagónicas cobran vida gracias a la historia oral, a la historia que nos remite y nos comparte tanto en sus escritos como en clases abiertas Laura Méndez, sin despojarse -claro está- de sus convicciones.


Bibliografía

Anijovich, R., & Mora, S. (2021). Estrategias de enseñanza: otra mirada al quehacer en el aula. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Aique Grupo Editor.
Mendez, L. (2023). Nosotras somos ellas: cien años de historias de mujeres de la Patagonia. Neuquén: Editorial Universitaria del Comahue.